La Serie de Aditivos Alimentarios N° 48 de la Organización Mundial de la Salud (2002) concluyó que “los resultados negativos en los estudios de resistencia adquirida indican que la selección de hongos resistentes a la natamicina no es un problema”.
Información de salud y seguridad
Los consumidores no han planteado problemas para la salud respecto al uso generalizado de la natamicina en la conservación de alimentos. Este hecho es apoyado por numerosos estudios de seguridad, revisados por autoridades independientes, que muestran que no existe ningún impacto negativo en la salud humana. Además, la natamicina ayuda a proteger a los consumidores de las potencialmente dañinas micotoxinas que han sido vinculadas a diversos efectos adversos para la salud.
Micotoxinas
El hongo es capaz de producir toxinas llamadas micotoxinas, que son perjudiciales para la salud humana y animal. En investigaciones científicas, se han encontrado micotoxinas en una amplia variedad de alimentos tales como el pan y el queso. El uso de natamicina para la conservación de alimentos reduce los riesgos relacionados con la exposición a las micotoxinas.
Historia de uso seguro
La natamicina tiene una larga historia de uso seguro como un inhibidor natural de hongos en el queso, la carne y, posteriormente, en otros productos alimenticios. En 1967 la natamicina fue aprobada mundialmente como un aditivo alimentario para ser aplicado sobre la superficie de algunos quesos específicos para prevenir el crecimiento de hongos y levaduras no deseados. Además, está permitida en la parte exterior de algunos embutidos, en zumos de frutas y en pasteles en algunos países. Finalmente, en los Estados Unidos y Canadá, el uso de la natamicina está permitido en el queso rallado desde 1982.
Límites de seguridad
Las investigaciones han demostrado que incluso con un consumo muy elevado de productos tratados con natamicina, es difícil superar cualquiera de los niveles de seguridad preventiva. La Ingesta Diaria Admisible (IDA) de la natamicina ha sido determinada por CODEX/JECFA en un máximo de 0.3 mg por cada kilograma de peso corporal por día para garantizar la seguridad. Esto equivaldría a que una persona (de 75 kg de peso) comiera más de 7 kg de queso con corteza cada día durante toda su vida. Otros estudios de exposición confirman estos hallazgos para varios grupos de alimentos, incluso si se comen en grandes cantidades.
La natamicina y la resistencia a los hongos
Algunas organizaciones están preocupados por la resistencia en los hongos, aunque la mayoría de la controversia gire en torno a las bacterias resistentes (natamicina no tiene ningún efecto sobre las bacterias). En el 2012 el Instituto Federal Alemán para la Evaluación de Riesgos (BfR) emitió un comunicado aclarando que siguen la decisión de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y que no existe ninguna razón para preocuparse sobre temas de salud con natamicina. Sin embargo, como la natamicina se utiliza en el tratamiento médico, no apoyan a la extensión del uso más allá de las aplicaciones de alimentos aprobados. En su opinión, una extensión podría potencialmente llevar a resistencia en los hongos. En teoría, esto podría significar que el tratamiento tópico de las infecciones de hongos se volvería menos eficaz si se utiliza natamicina.
Esta opinión de BfR es una reacción a las preguntas de los consumidores, más que basado en nuevas pruebas o estudios de riesgos recientes. Actualmente no hay evidencia que sugiera que la natamicina en los alimentos contribuya a la resistencia en los hongos. Esta posición, por ejemplo, está apoyada por la EFSA. En su evaluación de la seguridad en el 2009, la EFSA concluyó que "no hubo preocupación por la inducción de resistencia antimicrobiana".
Un extenso de la documentación llevada a cabo por la Organización Holandesa para la Investigación Científica (TNO) en 2012, llegó a la misma conclusión. Después de revisar más de 60 estudios, no se pudo encontrar ninguna evidencia que vincula el uso y el consumo de natamicina a la resistencia adquirida en los hongos.